1.- Aprender el idioma de los negocios
El cambio ha sido en mi vida algo muy presente. Al igual que muchos he vivido los sucesos inéditos en nuestra historia reciente que provocaron nuevas formas de pensar, una nueva cultura y por supuesto nuevas capacidades para relacionarnos entre nosotros. Y en lo particular también me ha tocado vivir cambios que han marcado mi vida, desde cambios de residencia que me movieron a adaptarme a nuevos lugares, nuevas circunstancias y por supuesto nuevas relaciones o cambios en los sistemas educativos, cambios en la tecnología, desde las computadoras hasta los teléfonos inteligentes, los cambios por el desarrollo social, las comunicaciones y el transporte hasta ir viendo reducirse las distancias y poder conversar con personas de cualquier parte del mundo.
Toda esta experiencia de cambio me impacto de múltiples maneras, pero siempre bajo un común denominador o aprendía a conducir los cambios en mi vida o me dejaba avasallar por ellos. Creo que tuve de ambos, pero al final he podido tomar la decisión de ser el líder de la dinámica de mi propia vida.
El mundo del trabajo y los negocios no es la excepción respecto a todo tipo de cambios. Dado que las empresas viven de lo que las personas consumen, se han visto en la necesidad de reinventarse y cambiar constantemente para seguir satisfaciendo a los mercados y permanecer en un vertiginoso viaje que al parecer sólo se acaba cuando te rindes.
He visto durante muchos años diferentes modos de enfrentar los cambios, algunos más efectivos que otros, pero siempre he observado ese fatigoso viaje que va desde la resistencia hasta la adopción del cambio y a los gestores del cambio sufrir para cambiar la mentalidad de las personas, cuando el primer esfuerzo debería ser consigo mismos para ser capaces de conducir un cambio sabiendo con toda claridad hacia donde llevar a los pasajeros.
Ser líder del cambio implicará entonces iniciar por reconocer en dónde estoy parado y hacia donde quiero ir. Podrán pensar que eso le toca al líder de proyecto o al directo o al cliente o el CEO, pero no es así, al menos en parte el líder de gestión del cambio debe ser un viajero visionario y para ello tiene aprender idiomas, el idioma del cliente, el idioma de los negocios, el idioma de la tecnología, el idioma de la innovación, lo cual implica estudiar, prepararse, tener conversaciones profundas con los integrantes de la empresa a todos los niveles en una palabra aprender. Poder conversar con el CEO en términos financieros o de mercado u operativos sabiendo de qué estamos hablando. Esto nos hará conversadores válidos, con voz y voto con opinión valiosa.
Claro que esto toma tiempo, por eso hay que empezar ya. También implica tener una clara autoestima para reconocernos con el derecho de poder tener estas interacciones con cualquier persona, independientemente de su posición en el proyecto o en la empresa y dejar de ser los encargados de tal o cual metodología y fortalecer así nuestra posición como líderes de cambio.
2.- Generar una visión
El líder de cambio debe ser capaz de generar una visión de futuro para cada posibilidad de intervención en proyectos de cambio. No es suficiente con conocer los alcances del proyecto o sus impactos en la organización, debe ser capaz de adelantarse a las posibilidades de expansión e innovación que produce el cambio mismo y compartirlas con los equipos.
La visión es producto de un ejercicio de vinculación entre el conocimiento del presente, las capacidades organizacionales que han llevado a la empresa a su posición actual y combinar esas capacidades con escenarios futuros producto de la creatividad e imaginación, acompañadas por el esfuerzo del pensamiento de diseño (design thinking), combinando DIRECCIÓN (todos hacia el mismo destino), MOTIVACIÓN (algo que realmente valga la pena) y RETO (que desafíe mis capacidades y las del equipo).
El diseño de resultados es una disciplina que permite al líder proponer de una manera pragmática sus ideas o las de un equipo describiendo como si fuera en presente el escenario futuro, como si tomara una máquina del tiempo y viajara al futuro y viera como se ha logrado ese escenario y expresarlo así a sus clientes internos ya sea del proyecto o de cualquier otro líder de la organización que pueda ayudar a convertirlo en realidad. La mayoría de los proyectos son conducidos por sus equipos con un enfoque al esfuerzo y no a los resultados. Esto genera una distracción hacia las posibilidades creativas y su proyección como verdaderas oportunidades de crecimiento y desarrollo.
3.- Convicción
En el mundo de los negocios de esta era, la revolución que provocan los cambios en las personas, en las tecnologías y sus relaciones, provoca la necesidad de un cambio en nosotros, una transformación.
¿La presión y la exigencia aumenta? ¿Te preguntas… qué voy a hacer? Y a veces también te preguntas también ¿Por qué yo? ¿Para qué?… ¿Qué sentido tiene todo este esfuerzo?
Nos hacemos estas preguntas cuando enfrentamos retos para satisfacer a nuestros clientes y la respuesta pareciera siempre estar en manos de alguien o algo más el jefe, el presupuesto, el cliente, los proveedores los otros… Pero…La respuesta está en ti.
La convicción parte de la necesidad de orientarse hacia un ideal auténtico: Tiene sus fuentes en: Principios y valores, experiencia de éxito, la ciencia, la motivación y el propósito de vida, autoconocimiento y autoestima. Su fuerza tiene su motor en: la autopercepción, la emocionalidad, la energía desde sus diferentes fuentes; física, psicológica, emocional, existencial y espiritual.
Si eres capaz de aprender el idioma de los negocios, generar una visión y conversar con tus socios con convicción, estás en el camino de ser un verdadero líder de cambio.